Es normal que exista confusión con respecto a cómo se cobra por las traducciones, pero que pasaría si mencionáramos que el cobro es generalmente mayor cuando se debe cobrar por una versión, más confusión aún, ¿cierto? Sería quizás pertinente indicar con una definición general a qué nos referimos con estos dos términos.
Traducción: Transferencia escrita desde un idioma extranjero al idioma materno.
Versión: Transferencia escrita desde el idioma materno a un idioma extranjero.
Hecha la aclaración podemos deducir que los precios varían considerando el tipo de labor que se llevará a cabo y cuando se trata de valores, naturalmente surgen ciertos parámetros que son en los que pensamos cuando pedimos una cotización por traducir algún documento. Algunos de estos parámetros son: cobrar por página, por hora, por temática y por palabra entre otros.
- Por página: Este cobro era bastante popular cuando las traducciones se hacían con máquinas de escribir. Dicha herramienta permitía una cantidad de palabras similar en las páginas, por lo tanto, era bastante uniforme. Hoy cobrar por página resulta complejo por el hecho de que el tamaño y tipo de fuente hacen variar la cantidad de palabras que una página puede llegar a contener, eso sin considerar que hay distintos tamaños de página como tamaño carta y tamaño oficio por ejemplo.
- Por hora: Rara vez se usa este mecanismo para cobrar por una traducción. Básicamente porque no todos los temas requieren de la misma cantidad de tiempo. Hay documentos que pueden tener una extensión similar, pero si comparamos el tema que éstas abordan y notamos que una de ellas es más compleja, claramente el tiempo aumentará considerablemente en esta última. La competencia del traductor también es una variable a considerar.
- Por temática: Podemos estar de acuerdo en que hay temas que son más complicados que otros. Si se traduce un cuento para niños es muy probable que resulte más sencillo que una investigación sobre biología, pero ¿qué diferencia en cuanto a su dificultad encontramos en temáticas tan complejas como las publicaciones o estudios científicos? La respuesta a esa pregunta es precisamente lo que ha hecho que esta forma de cobrar sea poco utilizada.
- Por palabra: A menos que sean idiomas que no lo permitan como los asiáticos, el conteo de palabras pareciera ser la forma más transparente de llegar a un valor a cobrar por una traducción o versión. Dicho sea de paso, ésta última suele ser más costosa.
Con respecto al conteo, se pueden considerar las palabras que contiene el texto original y así entregar una cotización por adelantado. De esta forma el cliente sabe con antelación cuanto deberá pagar por el trabajo. También se puede cobrar por palabra resultante que es lo que usualmente se hace cuando el documento original se encuentra en un formato que no permite contar las palabras, por ejemplo una revista, libro o un documento al que se le han tomado fotos. Ambas opciones entregan un valor claro para ambas partes.
En ocasiones el documento a traducir se necesita con urgencia. En esos casos suele aplicarse un costo extra dado que se requiere involucrar a otro traductor en el proyecto o trabajar más horas sin descanso de por medio. Otra de las situaciones que exige cobrar un cargo adicional puedes estar dada por un un texto que contiene ilustraciones, tablas, gráficos u otros elementos que no sólo toman más tiempo sino que además requieren del uso de software especializado o de habilidades que van más allá de las competencias lingüísticas.
Así como hay costos extras, también hay descuentos. Dependiendo de la cantidad de palabras se aplica un descuento por volumen. Generalmente a partir de las 10 mil palabras en adelante, claro que esto dependerá del traductor a cargo del proyecto.